domingo, 29 de julio de 2007

CINÉFILO


Amante del cine, intentaba arrebatarle escenas a la pantalla para llevarlas a su vida.
Vida común y silvestre, por otra parte, que sólo le permitía copiar películas clase B, como cuando en las noches de luna llena salía a correr alrededor de la plaza, aullando cada vez que pasaba frente a la iglesia.
La última puesta en escena le deparó un final propio de un film de culto.
Hace una semana que intenta explicarle a la policía que la media que llevaba en la cabeza al entrar al banco del pueblo, corresponde al género del cine bizarro.

1 comentario:

Puyolsitoo dijo...

Pobre nadie lo entiende... que cerrada que es la policía... =S no podrá aplicar una gran coimeta como también se hace en las peliculas? (¿en las peliculas?)